¿Son unos vagos maleantes los antropólogos?


La verdad es que esta luna ha sido tremenda. Crisis en las bolsas y crisis en los planos emocionales. Ayer mismo recibí una traca de insultos que me dejó de piedra. Los más significativos fueron los siguientes: “Vago expoliador”, «tus padres te llenan el pico de comida y te dan alojamiento», “completo fracaso”, “estás fuera de la realidad”, “decepcionas”, “bájate de tu ara”… La verdad es que a cualquiera que le digan esto le puedes hundir por doquier, a no ser que estés curado de espanto y este tipo de críticas sólo sirvan para reafirmarte en tus propósitos. Lo de vago expoliador es por dos motivos: el primero por ser editor y antropólogo y el segundo por vivir en Andalucía. Según algunos, especialmente algunos nacionalistas, comunidades como Andalucía están expoliando a comunidades como Cataluña, por lo tanto, los que viven en Andalucía expolian a los que viven en Cataluña. Sobre este análisis hablaré más adelante en otra entrada porque el tema tiene miga. Lo segundo es porque el hecho de ser editor, escritor y antropólogo y estar continuamente viajando (a muchos les cuesta entender que esos viajes a países «exóticos» forman parte de nuestro trabajo) es propio de vagos. Además, eso es óbice para estar fuera de la realidad, precisamente decirle eso a un antropólogo que se pasa media vida analizando la realidad puede ser motivo para pensar que de tanto analizarla acaba huyendo de la misma. Lo de completo fracaso es según como se mire o donde pongas la medida. Puedes ser un fracaso emocional, social, psíquico, personal… A pesar de que tengo una pareja alemana con la que me comunico en inglés, siempre me he sentido un fracaso a la hora de dominar las lenguas. Tener dos carreras y pelear en estos momentos por un doctorado no me hace sentir fracasado. Tener un trabajo por el que he arriesgado mi capital, mi tiempo y parte de mi vida me satisface. Luchar contra todos los elementos por construir una bonita casa en el sur de España, y que para eso haya tenido que vivir un tiempo en casa de mis padres, tampoco me hunde, sino que me hace sentir orgulloso… En fin, no sé a qué viene tanto piropo. Lo que decepciono es cierto. Pero eso no se puede evitar porque nadie es experto y la gente siempre pone esperanzas en los demás. Y lo de bajarme del ara, es decir, de mi sillón, pues ya lo hago, ya sea pintando, repartiendo pizzas o trabajando en una panadería cuando hace falta. Cuando me he quedado sin un duro, no se me han caído los anillos por pintar mi casa, poner el parqué o hacer de albañil. Y todo eso mientras intento como puedo sacar una tesis y llevar una editorial adelante, cosa que, en estos tiempos, es un imposible… En fin… Siempre dicen que cuando el río suena, agua lleva, así que me tomaré la crítica como un empuje para mejorar y ser mejor persona, por lo que estoy tremendamente agradecido…
(Fotos: Anja Meier, Hornachuelos, julio-agosto 2008)

Diálogos por la Tierra


DIÁLOGOS DE LA TIERRA es un foro público iniciado por Mikhail Gorbachov y Maurice Strong, cuyo propósito es inducir una movilización global que promueva el logro de tres objetivos esenciales para el futuro de la humanidad: impedir los desastres ecológicos que amenazan a nuestro planeta; luchar contra la calamidad de la pobreza y proceder de manera que se garantice un desarrollo verdaderamente sostenible. A propósito de todo esto, es interesante lo que dice el mismo Gorbachov:
«¿Qué significa “crear una nueva civilización”? ¿Qué estamos buscando? ¿Estamos intentando apresurar, artificialmente, el proceso histórico? Lo que brota en el terreno de un asentamiento social particular y se desarrolla orgánicamente, tiene una probabilidad futura exitosa. Por otro lado, si se fuera a imponer por la fuerza, no tendría la misma posibilidad de éxito… Necesitamos sistemas globales efectivos en un mundo interdependiente, donde todo esté globalizado, incluyendo las finanzas, los recursos y el intercambio comercial. Si los sistemas globales no son efectivos, entonces la política nacional no estará a la altura de la tarea. Nada cambiará, sin la visión y voluntad política para construir un nuevo orden mundial. Tenemos que estudiar la naturaleza humana y trabajar unidos para que a mediados de siglo tengamos establecido un sistema que pueda guiar a todo el mundo».
Mijail Gorbachov

Cementerio Nuclear en España


Realmente su nombre es «Almacén Centralizado de residuos de baja y media actividad de El Cabril«. El mismo está situado al noroeste de la provincia de Córdoba, a unos 130 kilómetros por carretera de la capital, en las estribaciones de Sierra Albarrana, sistema montañoso de Sierra Morena, dentro del término municipal de Hornachuelos. Dicho así, tal y como ellos lo presentan, parece que te estén presentando un magnifico palacete donde poder comer un exquisito plato. Pero es algo más y muy preocupante. En Wendland, en el norte de Alemania, existe uno parecido y allí hay un conocido movimiento antinuclear que ha recorrido medio mundo con sus reivindicaciones. Por todos es conocida la «República Libre de Wendland». Algo envidiable. Aquí, en nuestra España querida, no existen movimientos de ese tipo, ni siquiera se sabe, por la inmensa mayoría, de la existencia de dicho cementerio. Como vivo cerca del mismo y pronto podré dedicar más tiempo a estas cosas, mi intención es movilizar al futuro Movimiento Anti Cabril… La Utopía sólo es posible si formamos parte de ella y luchamos por ella… De momento, aquí dejo esta nota para que conste en acta…

(Foto: Sara Clavijo, El Cabril, Hornachuelos, agosto de 2008)

Septiembre


Septiembre… Este mes siempre ha tenido algo de mágico, por eso de que empieza el recogimiento espiritual, la búsqueda interior que siempre viene acompañada de viajes, recuerdos, libros, encuentros, promesas. Para muchos, para aquellos que se rigen aún por la memoria colectiva del recuerdo escolar, resurge con fuerza ese nerviosismo de lo nuevo, del empezar, de la entrada a un mundo mítico lleno de posibilidades. Pronto dejaremos atrás el aturdido verano para entrar en el nacimiento de la luz otoñal. Los paisajes se amontonarán en nuestra memoria llena de melancolía. Aún recuerdo con cierta añoranza como en el borde de ciertas ciudades era posible encontrar ranas antes de que la contaminación acabaran con ellas. Quizás algún día, tal y como van los tiempos, escriba eso de «aún recuerdo cuando acompañaba los otoños con la lectura de un buen libro». La era digital se adelanta al progreso. La buena noticia será ecológica, por eso de la menor tala de árboles debido a la lectura digital y no a la analógica del papel. La mala noticia… ese entrañable olor, ese tacto añejo, esa cultura de entrar a una casa y bucear en una gran biblioteca… En ese sentido, seré conservacionista, y protegeré mis libros de papel en mi gran biblioteca analógica… Que me llamen romántico si quieren…

Visitando la comunidad de Windstein


Mis andanzas por comunidades de medio mundo me han hecho conocer a gente muy peculiar. En esta foto, aparezco a mediados de mayo de este mismo año con camisa en una comunidad de la antigua alemania oriental llamada Windstein, recién llegado de una reunión de editores en Madrid. En la estación de Berlín , en Rathaus Spandau, conocí de pura casualidad a Tobi, un estadounidense que andaba buscando comunas donde se practicara el amor libre o tal y como él las llamó, el «poliamorismo». El encuentro fue de lo más peculiar. Le acompañé en tren hasta Salzwedel y desde allí a la comuna que iba a visitar. Allí nos recibieron y nos explicaron durante todo un día como convivian, cual era su filosofía de vida y qué sentido le daban a todo. Fue una bonita experiencia… y efectivamente, sus habitantes vivian desnudos…
(Foto: Javier León, Comuna de Windstein, Alemania, mayo de 2008)

Viviendo en Findhorn…


Estuve en las Highlands escocesas en marzo y abril de 2007, realizando estudios de campo para mi tesis doctoral en la comunidad utópica de Findhorn, en Escocia. Allí, entre sus gentes y su forma de vida, descubrí que otro mundo es posible. No dejen de visitarla.
«El movimiento de creación de ecoaldeas es quizás el antídoto más completo para la dependencia de la economía global. En todo el mundo, la gente está construyendo comunidades que pretenden escapar de los residuos, polución, competición y violencia de la vida contemporánea. La Red Global de Ecoaldeas conecta a muchas de estas comunidades por todo el mundo”.
Helena Norberg-Hodge. Directora de la Sociedad Internacional para la Ecología y la Cultura (ISEC)
(Foto: Javier León, Comunidad Espiritual de Findhorn, Escocia, febrero de 2008)

En Mongolia hace un año…


Como el encargo es que haga un blog y compita con la astucia de un Martin Varsavsky o una María José Hermida en este maravilloso mundo, pues aquí estoy, recuperando viejas historias. Lo hago con mis viajes y comentarios antiguos. Y empiezo con esta hermosa niña que conocí lejos de cualquier parte. Cuando la vi en el desierto del Gobi, en Mongolia, sentí un estraño flechazo hacia esa imagen evocadora… No tengo palabras para describir tanta belleza condensada en un rostro. Fue amor a primera vista… El tiempo pasa y ahora que ya hace un año de ese viaje deseo que siga apareciendo en primera línea…
(Foto: Javier León, niña pastora a las afueras de Ulambator, Mongolia, julio 2007)