Hacia la Era de Síntesis


Esta crisis nos está marcando el camino hacia la síntesis. Nos está ayudando a deshacernos de los excesos del materialismo, el consumismo y el egoísmo individual y colectivo. Nos está indicando el camino hacia lo esencial de la existencia, hacia lo verdadero, hacia lo que realmente merece la pena. Nos está ayudando a recuperar los valores perdidos, construyendo una nueva cultura ética, un nuevo poder de convocatoria colectiva que se indigna ante la injusticia social y el caos. Esta maravillosa crisis es la alarma de un despertador cósmico que está sonando con fuerza para empezar a excitar consciencias dormidas, almas viajeras que han llegado hasta aquí para comprender la dulzura de un abrazo, lo sublime de una mirada sincera, la grandeza del amor incondicional hacia el otro, hacia el distinto, hacia lo adverso.

El mundo no acabará en el 2012, el mundo empezará verdaderamente en el 2012. Una nueva historia, un nuevo destino para las naciones, una nueva visión para afrontar los problemas de la humanidad. Las mentes incluyentes ya perciben el plan, la alianza de una humanidad que se enfrenta a los nuevos retos unida, fuerte y capaz de protegerse a sí misma sobre todo cuanto ocurre en el destino común. Una humanidad que pretende olvidar la guerra para crear, desde la democracia y la paz mundial, un mundo mejor, más amplio, más abarcante, más seguro, más justo. Ese deseo ya se está manifestando en las calles y está empujando hacia arriba con fuerza. Los cambios son inevitables.

No se trata de proclamar al cielo brindis al sol con grandes intenciones. Lo estamos viendo, somos testigos y protagonistas directos de todo lo que está pasando. La utopía, gestada durante milenios en la mente de unos pocos,  se está instalando en todos los aposentos de nuestra realidad más inmediata. Lo herético está proclamando su lugar en el mundo. Pronto los coches eléctricos invadirán nuestras calles, las energías serán limpias, el petróleo dejará de existir y con ello los problemas de calentamiento global y las guerras. Los Estados y las administraciones adelgazarán tanto que serán meros testimonios de una armonía universal. Y todo ese cúmulo de dinero y energía que ahora se malgasta en mantener y sostener esos estados-naciones se empleará en más educación, en más salud y en mayores cuotas de bienestar social. Todo a escala mundial está cambiando y no hay vuelta atrás.

Esta crisis es una crisis de revelación, porque nos aproxima a los pequeños detalles de la vida diaria, a nuestros hermanos y hermanas, a nuestras familias, al apoyo mutuo entre amigos y conocidos, pero también entre vecinos y extraños. Nuestra intuición y nuestra consciencia de almas nos empuja a ello, nos aproxima poco a poco, con suavidad, a esta nueva realidad donde la generosidad y la amistad serán sus protagonistas. La compasión empieza a apoderarse de nosotros, el amor incondicional empieza a manifestarse poderosamente en nuestras vidas. La espiral vuelve a girar hacia las fuerzas espirituales que nos hacen humanos y nos empujan hacia las capas más sutiles de nuestra memoria colectiva.

El fracaso de las ideologías, de su imposición hacia los otros distintos, está propiciando que aceptemos nuestras diferencias como anécdotas de nacimiento y no como condiciones de crecimiento hacia lo que debería ser una correcta convivencia y un correcto comportamiento con el otro. Con esta nueva consciencia estamos construyendo los pasos necesarios para una paz individual y global, para la construcción inevitable de un futuro de síntesis, donde solo lo verdadero y auténtico que nos une proclame su lugar ideal en la historia. Aquello que nos divide y separa está condenado a morir.

Todo esto provocará a medio plazo el fin de las naciones, el fin de las fronteras y el fin de los estados tal y como los conocemos ahora. Todo se simplificará al máximo para agilizar los servicios, acomodar la educación en la diversidad y proclamar un nuevo sistema de ordenamiento jurídico y social que vuelva sencillas nuestras vidas. Lo público se volverá sencillo y lo privado generoso. Ojalá seamos todos partícipes de este increíble y maravilloso cambio.

5 respuestas a «Hacia la Era de Síntesis»

  1. leyendo tu entrada de hoy intentaba contagiarme de tu optimismo (¿momentaneo?). Pero a la vez que leía no podía evitar cuestionarme que pensaría al leerlo un habitante de Sierra Leona o El Chad donde te matan guerrilleros de clanes o tribus hasta las cejas de peyote, o en Tijuana donde los narcos son dueños de tu vida, o en Nueva Deli donde algunos padres se ven obligados a amputar el brazo a sus hijos para que salgan a pedir limosna y poder mantener al resto de la prole……….
    En fin, me esfuerzo por creer en la condicion humana pero de momento hay demasiada maldad y dolor en el mundo. El mal aún está muy por encima del bien y creo que pasará mucho tiempo.

    Con perdón.

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    1. empecemos desde lo pequeño. Hoy en nuestras casas, con nuestros amigos, hasta que la ola llegue inevitablemente al Chad, la India y Sebastopol… Hoy será un pequeño propósito, quizás un pequeño gesto. Un beso, un abrazo, una caricia, una mirada… mañana quién sabe… pero empecemos… al menos mientras que el optimismo, momentáneo o no, nos siga elevando…

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  2. Me gusta tu post, me gusta su entusiamo y su esperanza.

    Yo también creo que ese día llegará, pero no hoy ni mañana. Esta crisis podría ser maravillosa, pero hoy no lo es.

    Los recortes sociales en sanidad y educación me tiran de las orejas para devolverme a la realidad; estamos volviendo a errar consintiendo que nos «manejen» a voluntad.

    Seguiremos trabajando en el entorno inmediato para que se vaya extendiendo de forma discreta pero eficaz.

    Un cariñoso abrazo a todos los nuevos visitantes 🙂

    PD: Javier en un post de hace unas semanas decías que te gustaba recibir cartas, te envié una ¿la has recibido? Abrazo.

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